sábado, 5 de mayo de 2007

TURISMO PARA MAYORES

El sector de población mayor de 65 años ofrece excelentes oportunidades de negocios para los emprendedores que decidan cubrir las necesidades y demandas de este colectivo.

Alimentación, deporte, rehabilitación, ayuda a domicilio, apoyo psicosocial...... Las personas mayores de 65 años, demandan cada vez más de la sociedad a la que han servido durante toda su vida y constituyen, por tanto, un filón para los empresarios que sepan captar donde hay una oportunidad de hacer negocio y crear puestos de trabajo. De hecho, en Asturias existe un déficit muy importante de residencias para mayores, cuya cobertura supondrían la creación de muchos nuevos empleos.

Asturias podría atraer a miles de personas mayores de 65 años que hay en la Unión Europea.

El mercado que genera la llamada tercera edad se va perfilando como uno de los sectores de negocios estratégicos y, sin duda, decisivos, en el desarrollo económico de un país. El sector de los mayores, cuyas necesidades sí son reales y, en muchas ocasiones, vitales para la mejora de su calidad de vida, no necesita del empujón persuasivo de las grandes estrategias publicitarias para consumir.

La tercera edad es un sector especial. Es un tipo de personas al que no se puede acceder por los canales normales. Muchas de estas personas no salen de sus casas, no es un público que esté presente en las empresas; a veces es dificil conocer sus movimientos y cuesta saber lo que necesitan. Una de las mejores maneras de llegar a ellos es a través de las asociaciones, residencias o clubes de la tercera edad. En realidad, somos nosotros quienes tenemos que salir a su encuentro en vez de atraerlos a ellos con nuestros productos.

Otra característica a tener en cuenta es que este sector es muy numeroso y abarca un segmento de edad muy amplio y por tanto, muy heterogéneo. Entre las condiciones que forman su perfil inciden múltiples variables: edad, formación, recursos económicos, salud, relaciones familiares, vivienda, territorio...... Estas circunstancias exigen que el tipo de ofertas no puedan generalizarse y que los canales de comercialización sean más complejos. De ahí que la especialización y la innovación sean las mejores armas para obtener resultados positivos.

Multiplicando las ofertas turísticas, para llegar solamente al 10 % de la población mayor de 65 años, probablemente ocuparíamos a muchas personas en el período invernal durante el cual la oferta turística está infrautilizada.

Las posibilidades son inmensas. Con una oferta de servicios adecuada, una parte importante de este colectivo podría estar interesada en pasar largas temporadas en nuestra región. Sólo con que uno de cada cien jubilados europeos decidiera pasar largas temporadas en Asturias, se traduciría en un millón de consumidores potenciales. En la actualidad, muchos pensionistas europeos viven ya en España y si las empresas miman a este sector, muchos de ellos podrían fijar su segunda residencia definitiva en Asturias.

En el alojamiento, ( residencias, segunda vivienda, apartamentos....) en zonas con clima más templado, las posibilidades a desarrollar son extraordinarias. La escasez de residencias y de un parque de viviendas especiales para las personas que viven solas y que, además, cuenten con una infraestructura de servicios, es una idea de máximo interés para la captación de este sector.

Alimentación, deporte, rehabilitación, ayuda a domicilio, termalismo, comunicaciones sociales, ayudas técnicas, compañías de seguros, bancos....... Son sólo algunos de los sectores que pueden llevarse una buena parte del pastel. La inciativa privada tiene, sin duda, grandes posibilidades de expansión en este sector, sin olvidarnos de los intereses públicos para el incremento del sector turístico y de segunda residencia.

Sin embargo, las grandes posibilidades que presenta el sector de los mayores, no se puede explicar muy bien el porqué de su falta de despegue. El cliché que relaciona la tercera edad con la pobreza y la marginación, no se ajusta a la realidad. Si a esto añadimos que en la franja comprendida entre los 55 y los 64 años se situan aquellas personas que disponen de más renta y patrimonio y con una mayor disponibilidad de gasto encontramos una gran oportunidad de negocio.

En realidad, el problema no está en la demanda sino en la oferta. Por una parte, el mayor nivel económico de la tercera edad ha impulsado nuevas demandas de consumo. Por otro lado, la mayor formación hace que las demandas culturales y de ocio provoquen un mayor interés hacia determinadas ofertas y prácticas hasta ahora casi desconocidas en este sector. Precisamente el turismo es uno de los sectores más boyantes. El pedazo más grande del pastel. Solamente un ejemplo: el Programa de Termalismo del Inserso es una actividad que apoya la economía nacional y ha supuesto la recuperación de un número considerable de balnearios. Además, un dato importante es que las vacaciones de la tercera edad contribuyen a minimizar el paro estacional dentro del sector turístico.

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